La Suzuki V-Strom 250 es una moto ágil, divertida, ligera, que ofrece unos consumos muy reducidos y que tiene un motor de 250 cc al que le cuesta alcanzar los 140 km/h.
El precio de la V-Strom 250 ABS es de 5.799 euros, aunque a fecha de la redacción de esta prueba -29 de noviembre- existe una oferta de 4.999 euros. Este abaratamiento tiene su sentido ya que esta moto no está consiguiendo encontrar su público en el mercado español. No lo digo yo, me lo han reconocido fuentes de Suzuki.
«No hemos vendido ninguna V-Strom 250 en octubre y está costando mucho venderla en general, no así las KTM (lee la prueba de la Duke 790 que hicimos en Monky Cars) que estamos consiguiendo vender unas 70 unidades al mes en nuestro espacio», así me lo aseguró mi fuente de Suzuki.
Esta afirmación tan contundente me sorprendió porque no me lo esperaba de alguien que representa a la marca nipona, pero algo intuía ya que a la mayoría de personas que he preguntado sobre esta moto tenían un mal concepto de ella o, por lo menos, no sería su primera opción de compra.
«¿Por qué no se venden?» – pregunté. «Yo creo que es porque en España no se compran motos de 250 cc. Es una moto que funciona bien, pero la gente quiere más motor y más cilindrada», me asegura mi contacto.
Sí hay mercado para la V-Strom 250
Tras esta opinión, tenía muchas ganas de exprimir esta moto y analizar sus pros y contras. ¿Por qué la gente no la compra? ¿De verdad no tiene mercado? Tras la prueba que hice de esta Suzuki, yo creo que sí lo tiene, pero uno muy concreto: aquellos que se acaban de sacar el carné A2 y quieren algo fácil de conducir, ligero y con un toque de estética trail o aquellos que quieren una moto económica y versátil.
Al igual que mi compañera Lidia opinó positiviamente sobre la Suzuki SV650X en su prueba, creo también que la marca japonesa ha conseguido un producto bien acabado con la V-Strom 250, pero hay que entenderlo.
El funcionamiento de su motor me ha gustado mucho. Es un bicilíndrico en paralelo de cuatro tiempos con refrigeración líquida y 248 cc de cubicaje que entrega una potencia de 24,7 CV a 8.000 rpm y tiene un par máximo de 23,4 Nm a 6.500 rpm. Esto implica que tiene la potencia un poco justa para circular por autopista y que la entrega de potencia es muy lineal y suave (no se percibe la vibración del motor). Más información sobre su ficha técnica.
Para aquellos que están acostumbrados a más potencia, sin duda se les va a quedar corta, sobre todo en autopista, donde tienes que ir con el puño totalmente girado para conseguir acercarte a su velocidad máxima, en torno a los 140 km/h.
Para aquellos que busquen una moto dócil y maniobrable, que no quieran sentir que sus abdominales trabajan excesivamente cada vez que aceleras, es muy buena moto. Por eso, es una moto de iniciación perfecta para los que se acaban de sacar el carné A2, no tienen ninguna experiencia rodando y buscan una moto con una estética trail.
Ligera, ágil y con buenos datos de consumo
En carretera la he encontrado una moto muy equilibrada. Es muy fácil conducirla y da mucha confianza tumbar con ella, tiene mucho aplomo. Además, el cambio es bastante preciso y directo (en el panel de instrumentos nos indica la marcha engranada), no me dio la sensación de ser tosco.
Al principio cuesta acostumbrarse a su manillar corto y angulado. Obliga a girar más que en otras motos los antebrazos y las muñecas y eso puede provocar que en largas distancias se agarroten, sobre todo si no has conducido moto antes. En mi caso no tuve ese problema de agarrotamiento porque me acostumbré rápido a su postura, pero la condujo otra persona con menos experiencia que yo y sí le ocurrió.
La posición de conducción es erguida, las estriberas están un poco retrasadas con respecto a una trail convencional -en un trayecto de unos 300 km me fue necesario estirar las piernas alguna vez ya que en esa posición las piernas van un poco más recogidas de lo normal en una trail- y su asiento es muy cómodo incluso en largos trayectos.
Lo mismo para el pasajero. Hice una ruta con una acompañante y no acabó cansada ni con el trasero dolorido. Además, el comportamiento de la moto con una copiloto fue bueno. Más allá de que en alguna cuesta necesitaba más potencia, durante el resto del trayecto la moto resultó suficiente para circular con cierto ritmo.
Eso sí, para exprimir al 100% sus 25 CV tuve que circular en revoluciones altas, como es normal en una dos y medio, lo que significa que resulta un tanto ruidosa si quieres un manejo más deportivo, aunque el sonido del escape es agradable.
Uno de los elementos más destacables es el consumo mixto. En la ruta de 290 km que hice, gran parte con una acompañante, el consumo medio fue de 3,9 litros cada 100 km (según la marca el consumo mixto en unas condiciones óptimas es de 3,2 l/100 km). Es muy buen dato teniendo en cuenta que íbamos dos personas y que exigí bastante al motor. Ayuda a conseguir este dato que la moto pese 188 kg más los 17 litros de capacidad del depósito.
No obstante no me gustó lo impreciso que era el cuadro digital con el indicador del nivel de la gasolina. Es normal que oscile un poco según vamos en una cuesta o en llano, pero en esta unidad me ocurría que de estar con dos rayas en el nivel de gasolina pasaba a parpadear como si estuviese en la reserva. Esta oscilación tan extrema del nivel no es agradable cuando vas en mitad del monte y no puedes repostar fácilmente.
Me resultó muy cómoda la altura del asiento, de 800 mm. Me esperaba una moto más alta. Sin embargo, yo, que mido 1,80 metros, tocaba perfectamente con los dos pies en el suelo y me sobraba. Esto, junto con su manillar estrecho facilita las cosas cuando la manejamos por ciudad.
Si queremos rodar con ella fuera de la carretera es recomendable para ir por pistas, pero a un ritmo tranquilo. Sus suspensiones y su chasis están más pensados para ir por asfalto que por tierra. Permite iniciarte en el mundo off-road, pero sin hacer excesos.
En detalle
- Consumo
- Agilidad
- Precio ajustado
- Postura del manillar
- Limitada velocidad máxima
- Indicador del depósito