En Monky Cars tuvimos la oportunidad de probar el nuevo Ford Focus 1.5 EcoBoost, un coche destinado a quienes buscan un coche polivalente, que le sirva tanto para usarlo diariamente como para pasar buenos ratos los fines de semana.
Equipado con el motor EcoBoost más potente en la gama de Ford, con nada menos que 182 caballos, se postula como un coche con tintes deportivos cuando se lo pedimos, y un coche noble y muy versátil si lo que queremos es practicidad. Es una opción muy atractiva para quien quiera tener un Focus capaz de dibujarle una sonrisa en la cara cada vez que le dé rienda suelta a su pie derecho, pero que le parezcan demasiados los 250 caballos que ofrece la versión ST. Por tanto, podemos denominar a este coche como el hermano pequeño de los ST (aunque Ford no lo tenga catalogado de esta manera).
Una estética que gustará a todo el que lo vea
En cuanto al diseño exterior, la unidad probada contaba con el casi imprescindible paquete ST-Line. ¿Por qué decimos imprescindible? Porque la estética que nos ofrece este pack cambia el coche sobremanera: pasamos de tener un Focus de los que vemos miles a diario, a tener uno con el que pasar por delante de la puerta de un instituto sea toda una delicia para el propietario (créanme, lo he comprobado).
El paquete deportivo que Ford ofrece le añade paragolpes diferentes, con acabados en los bajos pintados en el mismo color que la carrocería en la parte delantera, y un difusor trasero pintado también en el color del coche. Los faldones laterales no pueden faltar, por lo que el coche queda de lo más “cañero”. Otro de los “aditivos” que ofrece éste ST-Line es el alerón integrado en el portón trasero, que le da ese toque macarra que nos encanta a todos.
La unidad estaba pintada en un color blanco inmaculado, que le sentaba fenomenal y que se camufló cual camaleón en los muchos kilómetros de carreteras nevadas que tuvo que tratar. Para completar el conjunto, monta unas llantas multirradio pintadas en color gris plomo, como dictan los cánones actuales de cualquier coche con tintes deportivos.
Diseño interior: eficaz pero no sobresaliente
El diseño interior del Focus es algo que le penaliza en gran medida, ya que ha permanecido prácticamente inalterado desde que ésta tercera generación vio la luz, es decir, hace ya 8 años. Pese a esto, sigue siendo un coche cómodo en el que todos los mandos son de fácil acceso para el conductor, cumpliendo con su cometido sin apuros.
El acabado ST-Line con el que cuenta el coche también le añade algunas “chuches” al interior del coche, destacando sobre todo unos asientos deportivos que se comportan de una manera sobresaliente en conducción deportiva. El agarre lateral que tienen es estupendo, abrazándote en cada curva y no dejando que la fatiga entre en el cuerpo de los ocupantes. El espacio en las plazas traseras es admirable para un coche de este segmento, ya que 4 personas pueden hacer un viaje con él sin ningún tipo de problema.
La posición de conducción es realmente buena, con un volante de un tacto exquisito, que tiene todos los mandos para controlar el sistema de infoentretenimiento sin tener que hacer un esfuerzo mayor que el de estirar nuestro dedo pulgar.
Nivel de calidad de los acabados algo justo
Algunas partes como por ejemplo los paneles de las puertas o las toberas de la climatización, ofrecen unos plásticos duros de bastante mal tacto, algo que desentona un poco el conjunto. Por lo que, en general, podemos decir que la calidad de materiales que ofrece el interior del Focus es justita. Esto es algo en lo que Ford debe trabajar, puesto que el acabado de los interiores de la mayoría de su competencia supera a las que ofrece el Focus sin ninguna duda.
Pese a esto, hay que destacar el sistema de infoentretenimiento “Sync 3” que ofrece el Focus. Cuenta con un manejo muy sencillo, un diseño limpio, y un sistema de navegación estupendo. Además, el sonido que ofrece el sistema de altavoces del coche es sobresaliente, por lo que merece la pena pagar los 975 euros que cuesta esta opción.
Comportamiento muy versátil
El motor es sin duda la gran baza con la que cuenta este coche. Los 182 caballos que ofrece este 1.5 Turbo se postulan como unos auténticos “todoterreno”.
En ciudad es un motor que se mueve con soltura, dejando atrás a la mayoría de coches entre semáforo y semáforo. El sistema Start & Stop se ocupa de que el coche no gaste más de lo que es debido, con un funcionamiento muy bueno con el que casi ni nos damos cuenta de que está en funcionamiento.
Por otro lado, en carreteras secundarias es un motor que permite (o más bien exige) llevarlo muy alto de vueltas para poder sacarle todo el jugo que tiene. En caso de que el coche vaya cargado, es necesario jugar con el cambio para exprimirlo al máximo. Hablando de la caja de cambios, podemos destacar su buen funcionamiento: las 3 primeras marchas muy cortas y bien escalonadas y una sexta muy utilizable en autopista por ejemplo.
La dirección tiene un gran tacto, es muy directa y deportiva, por lo que unida al motor, hace del coche un auténtico devora-curvas.
Podemos decir que es un motor algo vago a bajas vueltas, sin embargo, cuando le forzamos a subir la aguja de las 4.000 rpm, el coche empuja como un demonio hasta las casi 7.000, en las que nos topamos con el corte de inyección.
La suspensión es algo que Ford ha hecho muy bien en éste Focus, con el toque justo de dureza como para que el coche no sea cabezón en curvas cerradas, pero sin privar a los ocupantes de una comodidad más que aceptable.
En autopista es un coche muy cómodo. A velocidades legales, la rumorosidad es prácticamente inexistente, por lo que podemos disfrutar de nuestra canción favorita sin que el sonido del cuatro cilindros turbo nos interrumpa.
Consumos
Quizá uno de los puntos donde más ha penalizado esta unidad. Pese a ser un motor EcoBoost (es decir, pequeño), los consumos han sido sorprendentemente elevados. La media que nos marcó al final de la prueba (850 kilómetros en los que hubo carreteras secundarias, autopista y ciudad) fueron nada menos que 8,3 litros, una cifra algo elevada para lo que se podía esperar.
Conclusión
El Ford Focus 1.5 T EcoBoost ha demostrado ser una opción muy a tener en cuenta si queremos un coche de tacto deportivo pero que podamos utilizar a diario. Muy recomendable también la inclusión del paquete ST-Line, que le aporta esa estética tan atractiva que te dibujará una sonrisa en la cara cada vez que te montes en él.
Sin embargo, si el Focus anda más que suficiente con estos 182 caballos que le impulsan, qué no hará con los 250 del ST o los 350 del RS. ¿Prefieres quedarte con la duda?
- Comportamiento deportivo
- Motor muy elástico
- Practicidad
- Consumos
- Calidad de materiales en el interior