Su nomenclatura completa es Hyundai i20 5P T-GDi 1.0 100 CV DT TECNO LE de color marrón cashmere, según su ficha técnica. Posiblemente sea lo más complicado que nos encontremos en este coche coreano, diseñado para resultar sencillo y práctico en el manejo cotidiano.
Es un coche pensado para el día a día en cualquier ciudad con un consumo muy comedido con su motor tricilíndrico de gasolina cuyo cubicaje es de 1.000 centímetros cúbicos.
Comportamiento
Silencioso. Esa es la palabra cuando arranco el motor. No se oye prácticamente nada -sin llegar a ser un eléctrico-, ni se nota ningún tipo de vibración. Cuando en el interior escuchas el aire acondicionado con la mínima revolución del ventilador es que se ha conseguido un buen aislamiento del exterior y este es el caso.
El Hyundai i20 es un coche todoterreno -cuidado que no digo 4×4- que está muy bien acabado; puede hacer de todo aunque no destaca en nada. En ciudad podemos circular con él con soltura. La visibilidad es bastante buena y los espejos dan bastante información sin que tenga que desplazar mi cuerpo -recuerdo que lo correcto cuando conducimos es que nuestros hombros no se separen en ningún momento del respaldo-.
En autopista es muy agradable conducirlo. Parece un coche más grande (unas líneas más abajo hablo de sus dimensiones). Durante la marcha en autovía yendo a 120 km/h la sensación es como si fueses en un vehículo más voluminoso, sobre todo en la parte delantera.
En carreteras con curvas demuestra aplomo gracias a algunos cambios en el chasis y la dirección, que según la marca, ahora es más intuitiva ya que ofrece más información del asfalto por el que pasamos. Se puede circular a buen ritmo con él, aunque no aprecio que sea un coche muy ágil, pero sí estable -sin llegar a tener en ningún momento la sensación de un coche pesado-.
La caja de cambios, la clave
Creo que en la prueba que hice del Hyundai i20 durante una semana, la clave de este coche está en su caja de cambios automática DCT de doble embrague –en este enlace puedes ver cómo funciona este tipo de transmisión-. Su comportamiento marca la sensación general del vehículo en marcha. Ahora que me siento a reflexionar sobre este coche, pocas veces me he fijado tanto en una caja de cambios automática como lo he hecho con este coche.
Según Hyundai, «la nueva transmisión automática de doble embrague de 7 velocidades combina la eficiencia en el consumo de combustible y la diversión al volante con la comodidad de una transmisión automática». A mi parecer, prima mucho más la eficiencia que la diversión en este caso -y no quiero decir con esto que no me haya divertido con este i20-.
Cuando circulo de forma tranquila con el cambio automático, las marchas tienen un desarrollo muy corto y el motor va muy poco revolucionado. Parece que es un coche hecho para dialogar con los ocupantes y para circular calmado, sin que nos rasque mucho el bolsillo gracias a un consumo muy comedido (5,2 l/100 km en mixto según datos oficiales) -en la prueba que hice con un recorrido mixto de ciudad, autopista y carretera de curvas yendo a buen ritmo durante 160 kilómetros el consumo fue de 7,9 litros cada 100 kilómetros-.
La caja de cambios, cuando circulé por carretera con curvas, me resultó lenta, sobre todo cuando quise apretar la marcha. La transmisión busca la marcha más corta desde la que el motor puede empujar. Demasiado lento el momento del kick down.
Cuando seleccioné el modo secuencial durante la prueba, la caja de cambios también fue intrusiva y no me permitió conducir de forma muy deportiva. Por ejemplo, de tercera a segunda no podía bajar hasta que estaba cerca de las 3.000 rpm (su potencia máxima se encuentra en las 4.500 rpm).
Alguna vez sentí que hasta me dejaba colgado la transmisión por no «obedecer» mis indicaciones cuando reducía marchas. De hecho, llegaba incluso a confundirme. En el cuadro de mandos, en lugar de indicarme la marcha que tenía engranada, solo me aconsejaba la marcha que debía meter para tener un consumo óptimo.
Llegué a la conclusión de que en carreteras con curvas en este coche, en modo secuencial, hay que recurrir mucho más a la tercera marcha que a la segunda, aunque retenga menos.
Tecnología en Hyundai
Yo tengo un Opel Astra 1.4 cc 90 CV Essentia del año 2004. Da gusto subirse a vehículos nuevos para analizar cómo está presente la tecnología y cómo nos hace la conducción más fácil.
En la consola central destaca la pantalla táctil a color de 17,8 cm (7 pulgadas). Es muy intuitiva y fácil de manejar, aunque como pasa en otros coches, no es siempre fácil atinar cuando se está en marcha -y no hablo del conductor sino del copiloto-. Es lo que ocurre cuando las marcas optan por quitar la mayoría de botones.
Mi vehículo de prueba tenía entre otras opciones la alerta por el cambio involuntario de carril, el control de crucero, el sistema start/stop, las luces automáticas y el sensor de lluvia (más información sobre estos elementos). Ninguna queja con estos sistemas, solo una pequeña apreciación: en el caso de la alerta por el cambio de carril -imagen abajo-, es un aviso sonoro que al cabo del tiempo puede resultar incómodo para aquellos que no indican sus movimientos con el intermitente, aunque bien visto resulta hasta didáctico y beneficioso para los demás usuarios de la vía, a no ser que el conductor desconecte el sistema. En tal caso no servirá como medida disuasoria.
Por cierto, da gusto que tenga un cargador USB separado de la entrada USB que nos da acceso a Android Auto o Apple Carplay, aplicaciones pensadas para utilizar desde el coche ciertos programas del teléfono como Spotify o Google Maps.
Espacios y dimensiones
Es más grande de lo que parece desde fuera. Según su ficha técnica, tiene una dimensión de 4,03 metros de largo, 1,7 metros de ancho y 1,47 m de altura. Yo, que mido 1,80 m, he quedado gratamente sorprendido del espacio interior del vehículo, sobre todo, de la altura del asiento.
En otros vehículos de este mismo segmento que he conducido mi cabeza estaba mucho más pegada al techo, así que un punto positivo para quien haya tenido en cuenta este detalle -aunque en las plazas traseras tengo que advertir que solo cabrán dos adultos de forma cómoda aunque en la ficha técnica indique que pueden viajar cinco personas-.
No obstante, aunque de altura me sorprendió de forma positiva, me resultó un tanto incómoda la terminación de la consola central, que tiene una zona angulosa que chocaba directamente con mi pierna derecha y se me clavaba en el gemelo. Se puede apreciar el ángulo en la imagen inferior, en la esquina superior izquierda. Tengo que decir que también lo probó otra persona de corpulencia y estatura menor que la mía y en este caso no le molestó.
Un detalle que me gustó mucho fue la cantidad de espacios que hay para guardar objetos, incluyendo el portagafas en el techo, que no muestro en la recopilación de imágenes que hay abajo.
Aunque llama la atención el grosor del manual del vehículo que inutiliza casi por completo la guantera.
Detalles a tener en cuenta
Conclusión del Hyundai i20
Es un coche sencillo, bien terminado, fácil de manejar y bien diseñado en su interior, con un consumo moderado. Peca en el comportamiento de su caja de cambios automática en modo deportivo y en no destacar en nada aunque precisamente por eso también es correcto en todo: para ciudad, como para carretera con curvas y autopista. Y todo desde 20.315 euros que es lo que cuesta el Hyundai i20 5P T-GDi 1.0cc 100 CV DT.
- Consumo
- Prestaciones
- Silencioso
- Precio
- Falta de sensaciones
- Caja de cambios automática