Olor a gasolina, tubos de escape encerrando fieras de 8 y 12 cilindros en V, aerodinámica básica, faros con adhesivos…El primer fin de semana de abril arrancaba el Jarama Classic, una competición de coches clásicos que hizo que volviéramos a épocas en las que los coches sonaban más y eran muchísimo más nerviosos de lo que son ahora.
Pasear por los boxes y poder disfrutar de la compañía de Ford Escort, Ford GT 40 MkI, Mazda 787B, Peugeot 905 EVO, y demás coches míticos de competición es una maravilla, te transporta a una etapa del mundo del motor en la que lo que más importaba no era la electrónica, sino en tener el mejor motor y la más eficiente aerodinámica -en el caso de los coches LMP-.
Entre los coches míticos se pudieron ver un Ford GT 40 MkI, muchísimos Porsche, Ferrari 250 GTO, un Peugeot 905 EVOB y un Mazda 787B entre muchos otros.
El sábado por la mañana -que fue el día que escogimos para visitar el circuito madrileño- estaba repleto de tandas de entrenamientos libres y clasificaciones varias, lo bueno llegaba después de comer. A eso de las 2 de la tarde daba comienzo la primera carrera del Trofeo de Históricos Nastro Rosso, dedicado a coches deportivos y de la variante GT italianos de la década de los 50 hasta 1965.
Una vez acabada la carrera del Nastro Rosso comenzaba el Iberian Historic Endurance, una prueba exclusiva para pilotos de la Península Ibérica en la cual ganó un precioso Ford GT40 MkI azul del piloto Francisco Albuquerque.
Y para finalizar este gran día de carreras históricas quedaba una buena dosis de coches americanos, la Sixties’ Endurance la cual estaba plagada de Shelby Cobra y Ford Mustang, una auténtica maravilla de carrera para los amantes de estos muscle car.